lunes, 1 de febrero de 2016

De cómo convivieron durante 800 años tres religiones en Iberia

Ahora que en Ginebra se están dando los primeros pasos en pos de un acuerdo en Siria, sería bueno que se tomara nota de cómo  se convivió por esta zona por donde me encuentro, durante muchos siglos, durante la época musulmana. Tres religiones principales podían hacerlo simplemente respetando a la otra persona. Quizás sea una posible vía alternativa al menos para acercar posiciones…

Cuando el comandante Tarík ibn Ziyad tomó tierra junto al llamado monte Calpe, en tierras hispanas, no pensaba seguramente que ese promontorio que se creía formaba parte de las Columnas de Hércules llevaría un día su nombre, y que la entrada de fuerzas omeyas en este lado del Mediterráneo duraría más de ocho siglos.
Era una noche del año 7ll, y los bereberes iniciaban la gran conquista. El lugar elegido fue llamado posteriormente “Monte de Tarik”, en honor del comandante ( en árabe Yabal Tárik), de donde deriva hoy  la palabra Gibraltar. Ubicada junto a la Bahía de Algeciras, al parecer en la playa de Tarifa fue donde Tarík desembarcó sus hombres, unos 7.000 en total. Dicen que quemó sus naves,(supongo que con alguna excepción, porque un barco no era suyo), más tarde  arengó a la tropa y comenzó la conquista. Al principio sin problemas, pero luego el rey godo Rodrigo le presentó batalla. Llegaron 5.000 omeyas más, y luego 18.000 más. Al año, la incursión musulmana estaba consolidada, y se fue incrementando hasta conquistar prácticamente toda la península bética.

ESTADO DE HISPANIA EN ESE ENTONCES

Había por aquel entonces un reino visigodo que primero gobernó Rodrigo, y al morir (se dice que en una batalla contra los musulmanes), lo continuó Agila, y luego Ardo. Los reyes godos o visigodos tenían problemas dinásticos y había una especie de guerra civil entre ellos. Por otro lado, había muchos judíos en la región, que eran ninguneados por los reyes, como ciudadanos de segunda. Al norte de África también los había, y muchos musulmanes profesaron entonces la fe judaica o la cristiana. Esto los convertía en amigos de alguna manera. Los judíos ayudaron a los bereberes, ya que sabían que sus condiciones de vida mejorarían con la entrada de estas tropas musulmanas. (el mismo Señor de Ceuta ayudó a Tarik al cruce del Estrecho de Gibraltar con sus tropas en su propio buque ).
Corán utilizado en Al Ándalus - en castellano
Hubo también una peste, que menguó la población bética, y por si fuera poco, al parecer Agila II, que gobernaba la región norte, había atacado también a Rodrigo, que estaba en el sur. Vamos, que las fuerzas hispánicas no lo tenían nada claro, y los musulmanes aprovechaban esta coyuntura para ir anexionando territorios. Al cabo de pocos años estaban afianzados en toda la península, y solamente se les escapó el entonces Reino de Asturias, y la mitad de la hoy Francia, cuyo poder detentaba el Imperio Carolingio.
Bien, esto era un tremendo carajal, y hasta se dice que los leales a Agila II colaboraron para que entraran los moros, con la esperanza de consolidar sus fuerzas y luego derrocarlos…pero no ocurrió nada de esto.
De manera que con el asentamiento de los musulmanes (mayormente sirios), en la Región Bética, (Hoy España y Portugal + media Francia), nacía una nueva situación política, religiosa y de convivencia con los vencidos.

LA POLITICA ADOPTADA POR LOS INVASORES

Los musulmanes, principalmente árabes y bereberes, mantuvieron después de la conquista, sus más y sus menos. Especialmente en lo concerniente a tierras ocupadas, lo que hizo que durante varios años hubieran pequeñas guerras entre ellos, y de manera interna, entre clanes árabes. Pero al parecer, los primeros tres años fueron los decisivos, y se logró la conquista con muchas capitulaciones y rendiciones acordadas entre godos y musulmanes. Aquí comenzó entonces los que fue llamado “la etapa de Convivencia”, que llegó a durar más de ocho siglos – y algunos suman hasta 10 -, en el cual los vencidos continuaban su vida, pagando tributos (por supuesto!), pero pudiendo mantener su fe religiosa, lo mismo que ocurrió con los judíos asentados en la región.
Se había formado para entonces un Califato islámico, dependiente del Califa omeya con capital en Damasco, Siria. Se nombró un Emir, o gobernador general, y se inició entonces una organización general hasta formar la llama España Mora (“moro” viene del Latín y del griego “Mavros”, de donde sale luego Mauro y mauritanos, por ejemplo.) La Península Ibérica se transformó entonces en un estado musulmán (o islámico), donde se permitió la continuidad de estas otras religiones,principalmente judías y cristianas. Al parecer, en ese entonces eran religiones muy parecidas. Los judíos tenían costumbres de convivencia en el norte de África con los musulmanes y los cristianos entonces no creían en Jesús, dado que la llamada “Trinidad” aparece posteriormente, sobre el año 325, en el llamado Concilio de Nicea, y produjo un cisma religioso del que costó salir.
Mapa del califato Omeya
Pero era la Época de Oro del Islam, que extendía sus tierras desde Al-Ándalus (llamado así al parecer como sinónimo de “Pueblo de vándalos”, un grupo germano que ocupaba la Península Bética y parte del norte africano), hasta la mismísima China. De modo que toda la región, incluida Septiminia, la zona conquistada en Francia, se denominó al-Ándalus por los musulmanes. Las sucesivas conquistas hicieron que se gobernara en los países y regiones conquistadas, con ayuda del Estatuto del Ahl al Dhimma, es decir “la gente del Pacto”.
Este Pacto permitía a los lugareños continuar con sus propias costumbres, si bien la conversión al islam traía ventajas que muchos aprovecharon. Así, desde el siglo octavo, y en otras regiones del planeta,pueblos como los cristianos arrianos, los nestoranos, los coptos, judíos, zoroastrianos, maniqueos, hinduistas o monofisitas, pudieron seguir profesando su propia fe religiosa. Por su parte, a los musulmanes eso le facilitaba enormemente la instalación más o menos pacífica en territorios conquistados, evitando luchas intestinas que debilitarían su posición.

Por ejemplo, en el documento más antiguo de la era andalusí, el Emir Abdul Aziz permitió al entonces gobernador de Orihuela, que se mantuviera como gobernador inamovible de su pequeño territorio durante muchos años. En ese entonces, al parecer se utilizaba el criterio islámico dimanante del Corán,  y la Sunnah ( o Tradición del profeta Muhammad), que respetaba los derechos y propiedades de los  conquistados. Eso sí, abonando el correspondiente tributo o “tarifa” al estado islámico. Esto dio pie a que durante más de ochocientos años estas tres religiones, la islámica, la judaica y la cristina pudieran convivir  más o menos pacíficamente en la Península Ibérica.



Cuadro de la Batalla de Guadalete, donde moriría
el  rey visigodo, Rodrigo
No fue hasta 1492, año en que Colón zarpó hacia el descubrimiento americano, en que esta región fue reconquistada totalmente . Esto podría dar pie asimismo a numerosas hipótesis sobre los numerosos conflictos con que debió lidiar Cristóbal Colón para poder zarpar en sus tres naves, y en el tipo de tripulación que llevaría a bordo, un centenar de hombres de toda procedencia.
Para ese entonces, lo que fuera un orgulloso califato islámico había quedado reducido a diversas regiones ocupadas,más o menos aisladas, en lo que era un verdadero “reino de Taifas”, como se denominaba entonces, y que los hispanos aprovecharon para ir recuperando paulatinamente el territorio, hasta culminar en su totalidad en el año de 1492. A poco de la caída total fue cuando los Reyes Católicos ungieron a su pupilo Colón, y comenzaron la conquista, hacia otro continente.
De manera que es dable pensar si no sería posible en Siria una convivencia de ese estilo.
 

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