Moraira es un pequeño pueblo pescador alicantino que se encuentra junto al
Mediterráneo, de unos 14.000 habitantes. En la actualidad es un núcleo
turístico importante, pero en 1969 recién comenzaba a despuntar el turismo en
la costa mediterránea, cuando llegó Chester Bomar Himes y su esposa Lesley con
el propósito de escapar de una vida maldita.
Chester Himes nació en Jefferson City, Missouri, EE.UU., en
julio de 1909.
Chester Himes |
La vida no fue fácil para él ,especialmente en su niñez y adolescencia.
Empleado como mozo de almacén, camarero, trabajos diversos en varios lugares,
fue apresado por la policía cuando contaba 19 años por participar en un robo. En
ese entonces, después de vagar con sus padre por Missouri y Ohio, el joven afroamericano
estudiaba en la Universidad de Columbus, pero a causa de su detención fue
expulsado.
Su adolescencia estuvo marcada por el juego y los ambientes
delictivos y aunque se libró de la cárcel, quedó la impronta policial en su
vida, y dos años después, fue detenido por robo a mano armada, fue condenado a
20 años de prisión. Su buena conducta en la institución carcelaria, su ayuda a
otros penados a quienes enseñaba a leer o ayudaba en tareas cotidianas, le
valió cumplir solamente 7 años de prisión . Estando en el presidio comenzó su
andadura como escritor, llegando incluso a publicar un relato dentro de ella.
Salió en 1935 y su vida dio un vuelco bastante interesante. Aún trabajaba de lo
que salía, pero continuaba escribiendo y en 1945 publica su primera novela: “si
grita, déjalo ir”, la historia de un negro acusado de violación por una mujer
blanca que lo deseaba.
Su primera novela policíaca |
El estilo duro, insensible, descarnado, de sus historias de
novela negra, fueron la impronta de su estilo como escritor. Aunque exploró
otros campos, siguió con una severa y áspera denuncia sobre el racismo en su
país. Cansado de ser considerado un escritor maldito, se traslada a París,
donde conoce a otros escritores como Ernest Hemingway . Richard Wright o James Baldwin, otros
escritores que cómo el exploraban territorios similares. Había vivido varios
años en el Harlem peligroso y poco recomendable, donde junto a sus vivencias en
la cárcel, le dio pie para realizar una serie de novelas de éxito. A diferencia
de otros escritores similares, Himes narraba con una cierta perspectiva, sin
intentar protestar contra el racismo, ni reivindicar su parte africana. Era más
bien la denuncia desnuda, la narrativa descarnada, el lenguaje barriobajero al
que estaba acostumbrado, lo que gustó a sus lectores.
En su autobiografía “La cualidad del sufrimiento”, Chester
Himes cuenta lo que fue su vida en Estados Unidos : “ América me hizo mucho daño
– escribió -.Cuando luché por medio de la literatura, decidieron destrurime,
nunca sabré di a causa de ser yo un degenerado ex presidiario que rehusaba
llevar el hábito de la penitencia, o un negro que no aceptaba el problema de
los suyos como propio”.
En París, además de otras publicaciones, comenzó una serie policíaca teniendo a dos
policías de poca monta, Sepulturero Jones
y Ataúd Johnson, como principales protagonistas. Sus
pocas luces, la infantilidad de los interrogatorios, una visión fatalista de la
vida , la ironía y el buen humor dentro
de ese submundo, los hizo perfectos para el público de las novelas negras.
El comienzo de la saga de Sepulturero y Ataúd |
Una decena de títulos
salió de su imaginación, de su vivencia, del submundo de Harlem y ello le
permitió, a diferencia de otros escritores similares, vivir con cierta holgura,
aunque siempre fue catalogado como un “escritor maldito”. Una periodista inglesa
de nombre Lesley le solicitó una entrevista un buen dia, y ella conectó
rápidamente con el afroamericano, quien comentó después que era el “primer caso
de daltonismo” sobre el particular.
Pero lo cierto es que la cosa terminó en matrimonio, pero
aún en París Chester Himes sentía sobre sí la velada sombra de la opresión a su
trabajo. Como se negaba a cambiar, a almibarar sus crudas novelas, hizo que el
escritor maldito tuviera dinero, pero no fuera feliz. “Sin la adversidad,
hubiera sido un escritor mucho mejor” comentó en una ocasión.
ESPAÑA Y UN CAMBIO
En los últimos años del franquismo, España abrió puertas al
turismo y su mujer Lesley descubrió el mar mediterráneo, los pueblos blancos y
la costa levantina. Convenció a su marido de la conveniencia de un cambio, y
Chester, que no tenía nada que perder y mucha paz que ganar, lió sus bártulos y
una mañana de 1969 se instalaba en una urbanización bastante selecta, “El Pla
de Mar”, en la pequeña población de Moraira, desde donde podía contemplar la
hermosa visión del peñón de Ifach emergiendo del Mediterráneo.
Sin embargo, la sensación de desarraigo y desencanto siguió
latente en su vida. Los pobladores de Moraira desconocían el pasado del
escritor, y era uno más dentro de la cabida que una pequeña población puede dar
a un extranjero norteamericano negro con
una mujer inglesa blanca.
Pero vivió anclado en
su propio mundo, un tanto recatado del exterior, y sin hacer demasiado amigos
lugareños. Se lo trataba como lo que parecía ser: un hombre negro, quizás rico,
distante, y un tanto enfermizo que estaba pasando su vejez en un lugar algo
apartado.
SUS ULTIMOS AÑOS
En 1976, la vida comenzó a pasarle factura. Empezó a sufrir
distintos momentos de parálisis, y el Parkinson motivó finalmente que sus
últimos siete años de vida lo pasara en una silla de ruedas, cuidado y atendido
diligentemente por su esposa Lesley.
El matrimonio Himes, Chester y Lesley |
Solamente una docena de personas asistieron en el cementerio
de Benissa a su entierro en 1984. Su esposa, su médico, algunos vecinos, el
escritor Bernat Capó y el entonces alcalde de la ciudad, Miguel Martínez
Llobel. Era un frío día de noviembre, y casi la totalidad de la población
desconocía que con él moría todo un estilo en la novela negra policíaca.
Su esposa, que seguía
teniendo una visión un tanto aventurera de la vida , marchó a Estados Unidos, decidida
también a requerir una reivindicación a su memoria. Instalada en Nueva York
hasta su muerte en el 2000, pergeñó una biografía junto a Ed Margolies,
conocida como “Las varias vidas de Chester Himes”.
El pueblo pesquero de Moraira también en su momento, reivindicó su presencia en España años
después, y actualmente se ha erigido un monolito recordatorio en las
inmediaciones de su urbanización, consiguiendo que de esta manera la gente
conociera que el vecino callado, retraído y solitario que vivía en un chalet de
Pla de Mar, había llegado con un cargamento de literatura muy importante tras
de sí, y que sus novelas negras policíacas, que aún se siguen vendiendo, habían
calado hondo en ese género especial y dejado una huella muy particular, muy
desgarrada, pero muy personal, difícil de olvidar.
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